GENTES, COSTUMBRES, FOLKCLORE, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LAS PROVINCIAS MARÍTIMAS DE ESPAÑA:
EN HOMENAJE A MI TIERRA Y A MI PAÍS....
Por: JUAN E. PRADES BEL, autor de los proyectos: "RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR"; HISTORIAS DEL MAR; “ESPIGOLANT CULTURA: Taller de historia, memorias, crónicas, patrimonios y humanidades"; y otros.
"AÑO 1858: EL NAUFRAGIO DEL VAPOR FRANCÉS “RHUMEL”, FORMA PARTE DEL PATRIMONIO HISTÓRICO SUMERGIDO DE SAN JAIME DE ENVEIJA".
Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.
INVENTARIO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO, PECIO: LA GOLETA "RHUMEL" (Por Juan E. Prades): Los buques hundidos son patrimonio histórico, y cuentan con protección jurídica por la Ley 16/1985 de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.
INTRODUCCIÓN: La publicación La Gaceta, en su núm. 324, de 20/11/1858, daba cuenta y eco de un embarrancamiento, naufragio y pérdida total de un buque mercante, siniestrado en la madrugada del día 12 de noviembre de 1858, junto a la desembocadura del río Ebro (España), un accidente con múltiples motivos, pero fue determinante el gran temporal del Golfo de Sant Jordi, que comporto grandes dificultades en el pilotaje y gobernabilidad en la nave, que posiblemente provocaron fallos de identificación y posicionamiento sobre la carta de navegación, el buque se fue desviando y apartando de su rumbo, sin percatarse en el puente de mando, hasta terminar chocando contra los bajíos de arena de la isla de Buda.
- El buque siniestrado, fue construido con casco de hierro, era un vapor francés llamado “Rhumel” con la matrícula de Marsella (Francia), y propiedad de la naviera francesa “Compagnie de Navigation Mixte” con sede en Marsella.
- El “Rhumel” procedía de su puerto de referencia Marsella, donde había cargado balas de harina para Valencia, el mercante descendía por la costa mediterránea con destino al puerto valenciano, cuando le sobrevino el accidente.
EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: Fuentes doc.: Gaceta, núm. 324, de 20/11/1858, página 2. Textos: “PÉRDIDA DEL VAPOR FRANCÉS RHUMEL. TARRAGONA.— Tortosa 17 de Noviembre, 1858.— En el Diario del sábado 13 del actual (Noviembre de 1858) dimos a nuestros lectores algunas noticias relativas a la pérdida del vapor francés Rhumel, y no Bhumel, como equivocadamente escribimos entonces, el cual había encallado, dijimos en la punta Sur de la isleta llamada de Buda, junto a la desembocadura del rio Ebro.
- Dueños hoy, de más noticias que nos han facilitado personas fidedignas, vamos a ampliar las que entonces dimos, ó mejor dicho, a narrar brevemente la historia de ese naufragio, en el cual ha dado una prueba más nuestra marinería de su bravura y de sus nobles sentimientos. Orgullosos podemos estar en verdad con la gente de mar de nuestro país, que no la aventaja ninguna otra en sentimientos generosos, ni en valor, ni en pericia, lo mismo que en sufrir con resignación los malos tiempos por los que hace años atraviesa.
- A las nueve de la noche del día 9 del actual levaba anclas en el puerto de Marsella el vapor Rhumel de aquella matrícula, su Capitán Mr. Colombier (Juan Bautista) con 2.144 balas de harina y en dirección al puerto de Valencia.
- A las once de la noche del siguiente, día 10, divisó el Capitán la farola de Barcelona, sin novedad alguna a bordo, pero con viento bastante recio del Este y la mar algún tanto picada; seguía, sin embargo, el buque su ruta y al anochecer del 11 pasaba por frente a Tarragona, divisando la farola de este puerto a unas cinco millas de tierra, y abordando el golfo de San Jorge, cada vez con más temporal; en ese golfo arreció tanto la borrasca que con gran trabajo podían gobernar ya el buque.
- Pero a las tres de la mañana, cuando el Capitán Colombier creía haber doblado el cabo de las islas del Ebro, y que se hallaba a una altura de más de cinco millas de tierra, se encontró, sin duda por efectos físicos, inexplicables para nosotros, y cuya averiguación recomendamos a las personas competentes, se encontró con que la brújula le había engañado pues que de pronto encalló el buque en la punta saliente del Sur de la isla de Buda, según se vio después.
- Viendo el Capitán embarrancado el vapor, tiró tres áncoras a la mar, resolviendo en seguida deshacerse de una parte del cargo para ver de levantar el buque, arrojando en efecto sobre 500 de las balas de harina que llevaba a bordo; acto continuo mando funcionar la máquina, pero desgraciadamente tenía el vapor la proa a tierra, y de ello resultó que la fuerza impulsiva de vapor no hizo otra cosa, que enclavar más y más el Rhumel en las falsas arenas que contiene toda la playa de la isla de Buda.
- La noche había cerrado oscura; la mar estaba muy levantada, y en tan triste situación resolvió el Capitán aguardar, si podía, la llegada del día para reconocer la costa y pedir en su caso el auxilio necesario.
- A las seis de la mañana del 12 consideró ya su pérdida inevitable: el buque se encontraba en malísimo estado; la mar estaba imponente, y tratando ya solo de salvar la vida de los 23 hombres que componían la tripulación, echaron una lancha al agua para ver de establecer con ella un va y viene con la playa, de la cual distaban más de 2.000 varas.
- La primera lancha pudo, después de muchos afanes, llevar ocho hombres a tierra, pero perdieron la esperanza de llevar a cabo su pensamiento, habiéndoseles roto la cuerda conductora y creciendo la mar por momentos hasta el punto de hacer imposible el establecimiento de la comunicación que tenía proyectada entre el Rhumel y la orilla. Por fortuna en aquellos momentos supremos llegó al lugar de la catástrofe la lancha de auxilio tripulada por marineros y padrones de Tortosa, y otra con el cabo de sanidad y marineros de la misma matricula, ansiosos a cual más de salvar gente y cuanto pudieran. Y por cierto que no había momentos que perder: los 15 hombres que quedaban todavía a bordo del vapor, teniendo ya el agua hasta el pecho é imposibilitándolos todo trabajo las rompientes de las olas, se echaron al mar con la lancha al ver las de salvación; pero no bien habían descendido, cuando un golpe de mar los sepultó horriblemente entre las embravecidas olas. Al ver esto, salen las dos lanchas de auxilio, sostenidas por un cabo que guardaban 40 ó 50 hombres desde la playa para más seguridad; y después de infinitos trabajos y no sin riesgos de zozobrar, llegaron donde estaban los náufragos ya en estado apuradísimo, pudiendo encontrar y salvar a 12.
- Faltaban tres, tres náufragos que por parte alguna se veían, y por otra, las lanchas de auxilio no podían permanecer más tiempo, sin gran peligro, siendo juguete de un mar embravecido; era seguro que aquellos tres hombres, ocultos por el oleaje, iban sin remedio a perecer; no se veían y era fuerza marcharse a tierra.
- En aquella incertidumbre horrible sale de entre aquellos bravos marinos uno de ellos ansioso de salvar a los que faltaban o de morir en la demanda; se arroja al mar, busca a los náufragos y descubriéndolos uno a uno, consigue trasportarlos casi exánimes al lado de los demás.
- Este bravo marino, este generoso hombre se llama Juan Caries, y por su heroico arrojo ha salvado tres hombres, acaso tres padres de familia, de una muerte cierta. Esperamos que tan brillante acción no quedará olvidada. Completos y salvados los náufragos fueron al fin llevados a tierra.
- Los que tripularon las barcas de auxilio y que más mérito contrajeron, además del bravo Caries, son, según nos han dicho los siguientes: Agustín Homedes, José Tarrago, Pedro Espuny, Bernardo Zaragoza, Vicente Homedes, José Santos, Bautista Comí, José Obiol, Manuel Forres, Antonio Castellá, Felipe Caries, Francisco Salvadó, José Gregó y Juan Caries de Tomás.
- En la mañana del 13 el vapor Rhumel, completamente cubierto por las olas, salía a pedazos, ahora la cubierta del entrepuente, ó las velas, jarcia, obra muerta y gran parte del cargo, presentando la playa el aspecto más desolador.
- Por fin se ha salvado parte del cargo y efectos, gracias al concurso de todos los que han acudido, y que en medio de su desgracia tienen enteramente complacidos al Capitán y a la gente del destrozado vagel. (Diario.)”.
ISLA DE BUDA: La isla de Buda es una isla marítimo-fluvial situada en el extremo oriental del delta del Ebro, perteneciendo al municipio de San Jaime de Enveija, de la comarca de Montsiá, provincia de Tarragona (España). Con unas 1000 hectáreas y unos 5 km de longitud es la isla más grande de Cataluña. Situada dentro del Parque Natural del Delta del Ebro.
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